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JOSE DELGADO GUERRA «PEPE HILLO» FAMOSO TORERO DEL SIGLO XVII, EL ROMANTICISMO



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pepe hillo
José Delgado Guerra " Pepe Hillo"


Nació en Sevilla el 14 de marzo de 1754 murió en Madrid 11 de mayo de 1801

El conocimiento de la fecha de nacimiento se debe al descubrimiento de su partida de nacimiento . Dicho documento existe en el archivo de la parroquia del Salvador, de Sevilla, y dice así:

«En 17 de marzo de 1754 años, yo, Don Juan Martínez Romero, cura de esta colegial de Nuestro Señor San Salvador, de Sevilla, bauticé a Josef Matilde, que nació el día 14 de dicho mes a las seis de la mañana, hijo de Juan Antonio Delgado y de Agustina Guerra por su mujer; fue su padrino José de Missas y Juana Rodríguez, su mujer a quienes avisé las obligaciones que contrajeron y lo firmé fecha ut supra . Don Juan Martínez Romero.»

Por relatos verbales, de cuya veracidad no se puede responder, se sabe que fue en el Matadero donde hizo, sus primeros ensayos. Aunque la exactitud no está probada, la versión parece verosímil.

Tampoco se tiene noticia autorizada de por qué le apodaron Pepe Hillo (algunos cronistas lo escriben sin hache), aunque se supone, y tiene visos de verdad, que sería porque de muchacho le llamarían con los diminutivos de Joseíllo o Pepillo, y de ahí se derivaría el alias de Pepe-Hillo, quién sabe si porque a él le gustara ostentarlo.

Respecto a sus comienzos, parece, según referencias transmitidas de una a otra generación, que, en efecto, fue en el Matadero sevillano donde intentaba todos los lances, y que allí hubo de verle torear el célebre Joaquín Rodríguez (Costillares), que se prendó del valor, la agilidad y la gracia de aquel adolescente. Y debe de ser verdad, porque el primer dato verificado que tenemos de su vida torera es que el gran maestro le agregó a su cuadrilla como banderillero el año 1770, cuando sólo contaba dieciséis años. Desde aquel día ya no cesó de trabajar con un tesón y una voluntad que pocos han mostrado.

Cuando daba los primeros pasos en el arte, sostenía su maestro Costillares una viva competencia con Juan Romero, padre de Pedro, que, andando el tiempo, había de ser su temible rival. Romero representaba el toreo quieto, reposado y tranquilo de la escuela rondeña, y Costillares, el más movido y alegre de la sevillana.

Costillares, que vio lo que adelantaba el discípulo, se aplicó con interés para enseñarle, no sólo por el cariño que le inspiraba, sino porque como ya brillaba Pedro Romero, que había depurado el estilo rondeño, quería prepararle un émulo adecuado que mantuviera con valor y arte la escuela hispalense.

Toreó Hillo, alternando con Pedro, por primera vez en el Puerto de Santa María, y aunque allí se inició la lucha, no volvieron a encontrarse hasta pasados once años. Entonces fue cuando estalló la tremenda competencia, que duró dieciocho y terminó cuando se retiró de los toros, en plena gloria, el diestro de Ronda.


pepe hillo
Pepe-Hillo


En la rivalidad siempre venció Romero; y hay que tener en cuenta que su manera de torear era más arriesgada que la de su compañero ; pero éste, ligero y, sobre todo, temerario ante el peligro, rara vez obedecía a los cánones del arte, por lo cual recibió muchas cornadas, mientras que su competidor, que ha sido el espada que hasta ahora ha matado más toros , unos 5600, apenas tuvo percances desagradables.

carteo pepe hillo y pedro romero
Cartel de toros. Corrida en el Puerto de Santa María anunciando a los matadores Pedro Romero de Sevilla y José Delgado "Pepe Hillo" de Sevilla. 1780


La comparación de ambos toreros es difícil de hacer, porque sus estilos eran totalmente distintas. El estilo de Romero era de una quietud y un reposo tan severo, que, según cronistas de la época, cuando lanceaba de capa y muleta parecía que tuviese atornillados los pies en el suelo. En sus faenas solamente jugaban los brazos. En cambio, las faenas de Hillo eran graciosas, juguetonas y afiligranadas en la cual intervenían más los pies que los brazos. Y en la hora suprema de la muerte, Romero, insuperable, inmenso, porque recibía, sin faltar a las reglas del arte, a todos los toros; Hillo que alguna vez se decidía a recibir, lo hacía moviendo los pies al cruzar, con deslucimiento de la suerte.

La afición madrileña, en la plaza, se recreaba más admirando a Romero, y le aplaudía más que a su contrincante; pero en la calle, su cariño, su entusiasmo, su inclinación, estaba por el sevillano. Jamás hubo popularidad que igualase a la suya. Las damas sentían hacia él una atracción irresistible, que llegó muchas veces a íntimos y amorosos galanteos. Las manolas del Lavapiés y Curtidores se disputaban hasta sus miradas, y los chisperos del Barquillo y Maravillas le querían y le respetaban .

Dictó (porque él solamente sabía mal firmar) un libro titulado La tauromaquia o arte de torear que es un manual completo de todo lo referente a la lidia de reses bravas. En él demuestra un perfecto conocimiento de la profesión, que si lo hubiera practicado, habría toreado y matado mucho mejor que lo realizó. Se cree que lo escribió su íntimo amigo don José de la Tijera, después cronista de su trágico fin. La primera edición, es de 1796.

 

Tratado tauromaquia de pepe hillo
Obra atribuida a José Delgado Guerra "Pepe Hillo"

 

El lance de capa llamado «de frente por detrás» fue invención suya, y es una lástima que esta difícil y artística suerte ya no se vea practicar.

Alrededor de su vida, como fue una figura tan popularísima, se han relatados muchas fábulas.

Pedro Romero, a pesar de la lucha que mantuvieron, se portó siempre con él caballerosamente, a pesar de que Hillo, en muchas ocasiones, le trató con poca consideración.

Cuenta el rondeño, en un relato que dictó (tampoco sabía escribir) el episodio siguiente: Cita la primera vez que toreó con Hillo, y añade:

"No nos volvimos a ver hasta que nos juntamos en Madrid en la jura del Rey Carlos IV para las funciones Reales; y para ver quién había de ser la 1ª espada nos mandó llamar el Sr. de Armona, corregidor. Se sorteó quien había de ser primer espada y me tocó a mi, entonces me dijo, el Sor Corregidor, pues Señor Romero, supuesto que le ha tocado ser la primera espada ¿se obliga usted a matar los Toros de Castilla?, respuesta mía, si son Toros que pastan en el Campo, me obligo a ello, pero me ha de decir su señoría porque me obligo a ello, volvió la espalda y abrió una cómoda y sacó un papel con el que me dijo, se lo pregunto a usted por esto: era un memorial que habían dado a don Joaquín Rodríguez Costillares y de don José Delgado (Illo) estando todos presentes lo leyó, suplicando se prohibieran los Toros de Castilla, y por eso era la pregunta que me había hecho; si a mí me hubiera pasado este lance, allí me hubiera caído muerto de repente."

“Llegó la hora de hacer las funciones y seguí matando todos los Toros de Castilla según me obligué, a excepción de uno de los Toros, que por equivocación de uno de los de Castilla se lo echaron a Pepe Hillo, que yo discurro fue a propósito, pues el tío Gallón, que era quien los apartaba en el Toril, sería el que se lo echó ; tocarme a muerte y se fue el toro al rincón del Pero R° y el referido Illo derecho a él; y viendo yo en el sitio que estaba, le dije, compañero deje V. lo sacaremos de ahí; volvió la cara y me miró sin contestarme, yo que advertí esto, me retiré un poco, y le dejé ir, el resultado fue que lo cogió el toro, y lo hirió muy mal; lo agarramos y llevamos al Balcón de la Excelentísima Sra. Duquesa de Osuna.”

toril plaza de toros siglo xviii
Este dibujo evidencia la polémica anterior sobre el origen de las reses a lidiar. Sobre el dintel de la doble puerta de toriles de la plaza de Madrid a mediados del siglo XVIII, se hace alusión a procedencia de los toros de lidia: toros de Castilla y toros de Navarra. También el procedimiento de "escape" de los torileros, exigían su buen estado físico


A pesar de la competencia, Romero, con enorme conocimiento de las reses, le quiso librar de una cogida, y él no sólo lo estimó, sino que le trató despectivamente.

Llegó el 11 de mayo de 1801, día fatal para Pepe-Hillo. Aparte de que contaba cuarenta y siete años de edad y había perdido, facultades, Pedro Romero se había retirado de los toros definitivamente en plena gloria; Costillares apenas toreaba porque había envejecido, y los que quedaban eran inferiores a él. Se había librado de riesgos tremendos durante la desigual pugna con rivales formidables, y cuando podía lidiar con menos peligro siguió haciendo alardes de valor y de intrepidez.

muerte de pepe hillo
Dibujos de la época que contribuyeron al mito de la muerte de Pepe Hillo


En la corrida del referido 11 de mayo había de alternar mañana y tarde con José Romero, hermano, de Pedro, y con Antonio de los Santos, gran amigo suyo. En la jornada matutina sufrió un puntazo en una pierna, que le debió de servir de motivo para no seguir toreando en aquel día; pero su amor propio y su arrojo le obligaron, y en la vespertina, el toro séptimo, llamado Barbudo, de la ganadería de don Luis Rodríguez San Juan, de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), negro, grande y con astas muy abiertas, después de hacer una lidia sin lucimiento, se puso a la muerte en condiciones peligrosas. Illo, que no conocía el miedo, le dio dos pases naturales y uno de pecho muy ceñidos, y al entrara matar sesgó demasiado, siendo cogido. El toro lo tiró por alto, y al recogerle le metió un cuerno en el estómago, le campaneó bárbaramente y le destrozó casi todas las vísceras . La muerte fue casi instantánea. Así acabó aquel hombre simpático y alegre, que disfrutó de una popularidad incomparable. La imagen quedó inmortalizada en los grabado de la serie La tauromaquia de Goya. El trágico suceso fue muy recordado durante mucho tiempo .


muerte de pepe hillo
Goya dibujó en la Tauromaquia la muerte de Pepe Hillo


Su muerte impresinó en Madrid y fue enterrado en un duelo multitudinario en Madrid. Pepe-Hillo está enterrado en la iglesía de San Ginés, la calle Arenal número 13 en Madrid.


iglesia de san gines
Iglesia de San Gines,de Madrid, donde fue enterrado Pepe-Hillo


La Suerte del Reloj

Este valiente torero fue inventor de lances muy peligroso, como la suerte del reloj. En el instante decisivo de la suerte suprema , Hillo, se deshacía de la muleta y mostraba al toro el reloj de su padre, colgando de una cadena, dándole putual la hora de su muerte.


Pepe Yllo;

Esta suerte como otras muchas que innovó el diestro sevillano, murieron el mismo día que Barbudo le empitonó mortalmente.


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Muchas Gracias!

Alejandro Recio & Paco Domingo.



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